jueves

ATANDO SUEÑOS. Texto del discurso de Hugo Yasky en el acto de la CTA del 28 de agosto



Creo que hoy es uno de esos días en que empezamos a escribir una historia distinta. La historia que necesitan nuestros trabajadores, nuestro pueblo, nuestros compañeros y compañeras de los barrios.

La historia que necesitan nuestros compañeros y compañeras que en la provincia, en el campo, en el Impenetrable, en los lugares más lejanos del país necesitan el instrumento que les permita pelear para recuperar esa vida digna que alguna vez tuvimos en Argentina. Y esta marcha empieza a generar el camino de la unidad del campo popular.
Yo les agradezco, aunque hubiese sido imposible esta multitud, agradezco el aporte, la honestidad intelectual, la decisión y sobretodo el apoyo a la lucha por la causa popular de los compañeros y compañeras que cuando los convocamos a construir esta marcha desde la Central de Trabajadores de la Argentina tuvieron la lucidez de pensar que había que poner por delante aquellas cosas que nos unen para dejar atrás aquellas que en su momento tendremos que discutir para que la unidad también sea conceptual y focal en un solo puño.
Y para nosotros que hoy estén acá las organizaciones sociales de la Central de Trabajadores de la Argentina, que están compañeros que escribieron la parte más heroica de la lucha del movimiento piquetero, de la lucha que en los barrios iba surgiendo por abajo y marcando el camino de estos tiempos que hoy vivimos en Argentina gracias a la conjunción de la lucha de los compañeros desocupados en La Matanza, en los barrios, en cada uno de los rincones del país, en las provincias, en Jujuy, confluyendo con los trabajadores en esa unidad de clase que es lo que tenemos que ponerle el pie.
Es clave, en este camino, reconocer que fue nuestro pueblo quien generosamente puso el cuerpo para que este tiempo político pudiera ser realidad. No fueron las oficinas ni los despachos oficiales. No fueron los buffet de los dueños del poder económico. Fue el pueblo luchando por las calles. Fueron los jóvenes poniendo el pecho. Fueron los trabajadores, huelga tras huelga, desde aquel heroico encuentro en Burzaco donde nos pusimos de pie donde dijimos ‘nuestra historia es Salamanca, Atilio López, la CGT de los Argentinos, el Cordobazo” y nos dijimos que había que construir una Central que sea capaz de construir el nuevo tiempo de la clase trabajadora de la Argentina.
La CTA viene de esa historia de cuando el primer obrero se puso de pie.
Y ahí nació esto que muchos quisieran mostrar como una herejía, porque decían que no se puede dividir el movimiento obrero. La unidad política hay que defender. Y en realidad al decir esto, olvidaban la historia real porque nunca hubo una unidad monolítica del movimiento obrero. Siempre hubo una corriente que no claudicó, una CGT que se mantuvo de pie, una clase trabajadora que luchó. Y también siempre hubo quienes quisieron pactar con el poder. Hubo quienes se horrorizaron, se arrodillaron, se entregaron y hasta quienes tuvieron vergüenza de vestirse como se visten los obreros, porque se creían otra cosa.
Por eso es que nosotros decimos que la CTA no es un invento -como dicen algunos- del posmodernismo. No. La CTA viene de esa historia de cuando el primer obrero se puso de pie en este país, y no agachó la cabeza frente al patrón. Que esa historia que se repitió con miles y miles de luchas. Cuánta sangre, cuánta vida, cuánta vida, cuántos sueños, cuántas veces levantar la frente porque nos pegaban. De esa historia viene la CTA.
Somos parte de la mejor tradición de aquellos obreros que venían con las ideas del anarco-sindicalismo, del comunismo, del socialismo. Y somos parte de esa fuerza incontenible que el movimiento nacional que hizo posible el 17 de octubre de 1945. Esa CGT, la que luchó, la que se puso de pie, la que no claudicó. Esa es nuestra historia y por eso hoy la hacemos. Hay que reconocer a la CTA porque es la expresión del movimiento obrero, de los trabajadores y los desocupados luchando por la distribución de la riqueza.
Y venimos acá, junto con los compañeros de las organizaciones de la Central. De esas organizaciones sindicales que han sido parte de la resistencia en la década neoliberal. Esa década que hoy tiene nostálgicos. Hay empresarios nostálgicos que quieren volver el reloj y la historia para atrás. Aparecían hace 3 días con su programa, tratando de apretar las clavijas para dibujarle la cancha al próximo gobierno.
Empresarios que dicen que hay que terminar con la disciplina fiscal, con las concesiones -ante cada lucha una concesión- que hay que poner mano dura, que hay que arreglar con el Club de París y también tocar el timbre a la casa de los buitres que no se metieron en el canje de deuda para traficar con el hambre del pueblo, de nuestros hijos y nuestros jubilados. Esos empresarios dicen que hay que terminar con esta indisciplina que hace que en el país no se puedan firmar acuerdos salariales bianuales.
Ellos quieren un país como el que vivimos ahora, firmar salarios cada dos años. Es decir, quieren un gobierno al servicio de sus intereses. Que deje las malas compañías. Basta de Chávez, Evo, Lula y Correa. Ellos dicen basta de la demagogia, del sueño latinoamericano. Hay que ir a verlo a Bush, bajarse los pantalones y pedirle por favor que queremos tener relaciones carnales nuevamente. Ese no es el país de los trabajadores. Ese no es el país de los argentinos que tenemos dignidad.
Hay que construir la pared histórica que tenemos frente a nosotros y creo que quizá no tengamos otra oportunidad como esta. Hay que construir la fuerza social, política, que sea capaz de plantear mucho más del sueño sanmartiniano, ese San Martín que a los maestros nos obligaron a mostrarlo como una estampita mentirosa.
Ese San Martín que tenía el mismo sueño latinoamericanista que hoy tenemos los trabajadores de la Argentina, de Venezuela, de Bolivia. Hay que unir a estos pueblos, a estas naciones. Porque hay que enfrentar al imperialismo yanky, a los poderosos del mundo, para decirles que en esta Argentina y en este continente hay pueblos que quieren reapropiarse no solamente de sus recursos naturales. Quieren reapropiarse de su propio destino, de su historia, de su identidad, de sus sueños.
Nada más y nada menos que ese es el desafío al que nos convoca la historia. Por eso, es una inmensa felicidad que acá estén los compañeros de la Federación de Tierra y Vivienda, de Barrios de Pie, del Movimiento Evita, de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Sociales, de la Tupac Amaru.
De los movimientos sociales, como el Frente Transversal, de adentro y de afuera de la CTA con los que tenemos que construir, junto con los compañeros de nuestras organizaciones sindicales, una nueva clase trabajadora que tenga lucha en los barrios, que dispute palmo a palmo, cada día en cada territorio, cada conquista, cada sueño de nuestros jóvenes, para terminar con la criminalización de la protesta, el gatillo fácil, con los mercaderes de la droga y el cinismo de los que nos quieren negar el futuro.
Y nosotros hemos construido, junto con los compañeros de la Federación Agraria, Apyme y el movimiento cooperativista, este espacio para discutir una paritaria social. Y muchos, con razón, preguntan qué es. Porque lo que se conoce como paritaria es lo que naturalmente convocan las organizaciones sindicales para discutir con un empresario y un gobierno.
La paritaria social es un espacio donde pretendemos discutir, no ya solamente las conquistas de los trabajadores que tenemos relación de dependencia y sindicato, sino como clase trabajadora integralmente discutir elevar el salario y el monto de las asignaciones, de los planes Jefas y Jefes de Hogar, resolver las condiciones de trabajo de la escuela, pero resolver las condiciones de vida, las cloacas, el agua, cada uno de los derechos que tenemos.
Ahí veo la bandera del MTL, con el Chapu que está acá y me había olvidado de incorporar en este conjunto de fuerzas. Y nosotros decimos “la Argentina creció” y nadie puede negar que hay más trabajo, que con las luchas y las demandas se fue construyendo a base de lo salarial. Pero cada milímetro que nosotros avanzamos, los que tienen el poder económico, con la inflación, la especulación financiera, van diluyendo ese avance. Y nos enfrentamos a un cuello de botella.
Por eso decimos que hace falta definir, en este diálogo social que tan bien mencionaba y describía el compañero de la Federación Agraria, en ese pacto, políticas que signifiquen terminar con un modelo distributivo agotado. Hay que pensar que así como este tiempo tiene una agenda internacional, de derechos humanos, de política que tiene que ver con el avance de la educación, este tiempo tiene que tener una agenda social que plantee como prioridad la distribución de la riqueza para asegurarle a cada argentino la vida digna que se merece.
Cuando nosotros vinimos aquí y dijimos que la CTA exige la personería gremial, no lo dijimos para tener colgada en la pared de la Central un diploma. Venimos a plantear que hace falta la personería gremial para garantizar que las fuerzas sociales, aquellas que luchamos en la década del 90 y que hoy queremos un nuevo modelo de distribución, que esas fuerzas sociales se puedan expresar con libertad.
No podemos seguir soportando una parte del movimiento de los trabajadores con las manos atadas, o seguir discutiendo frente a patronales que siguen haciendo listas negras, que echan gente, que cometen actos de represalias. Queremos discutir bajo el paraguas que nos permita, en un país donde los empresarios eligen cuándo y cómo se organizan, esa misma libertad para que los trabajadores y las trabajadoras podamos ser protagonistas en las luchas que abra la discusión en la distribución de la riqueza.
Y nosotros, en esa perspectiva, vamos a convocarnos para seguir discutiendo un programa nacional y popular. Ese tiene que ser el pliego de demanda de la paritaria social. Cuando decimos un nuevo modelo productivo, salarios dignos, presupuesto para la educación, aumento del presupuesto de salud. Cuando decimos que en Argentina tiene que haber crédito blando para la pequeña y mediana empresa, asignaciones universales para que el desocupado y la desocupada sepan que si tienen su trabajo, van a tener un trabajo digno.
Ese conjunto de medidas y otras que van a surgir tienen que salir de los palos de cada una de nuestras organizaciones. Tenemos que entrar en una etapa de debate. Nadie de los que está acá tiene la verdad revelada, ni vale nada si no es por la fuerza de ustedes. Nadie de los que gobierna puede hacer nada, si no hay una base social organizada. Y esa es la tarea, construir la correlación de fuerzas que hará posible el avance del campo popular para construir una nación sin excluidos.
Compañeros y compañeras, orgullosos de ser parte de este pueblo, de ser apenas una parte de la lucha de ustedes, vamos por este camino y no bajamos los brazos. Gracias, fuerza y a continuar esta lucha que tiene como objetivo la Constituyente Social, donde vamos a definir el modelo de Nación, con justicia, independencia y respeto por nuestros hijos.

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